Educación a distancia en cuarentena: “No hay que seguir en la sociedad del rendimiento a costa del bienestar mental y emocional”

“Es una oportunidad”, dijo de la crisis actual Vinka Jackson, en su columna “Con ojos de niño” en Ciudadano ADN. Porque se trata de una crisis donde los niños pueden aprovechar el encierro y la tecnología para seguir aprendiendo, y también para mantenerse contactados con sus amistades.

Sin embargo, es importante recordar que no es la realidad de todos. “No es por ser aguafiestas, pero en un país tan desigual no podemos dejar de ver esa parte. La mayoría de los niños están en la educación pública. Sus profesores han tenido que familiarizarse con plataformas de clases a distancia sobre la marcha y no tuvieron tiempo para prepararse. A muchos niños le están llegando decenas de guías. No todas las casas tienen impresora. Algunas solo tienen un computador y lo comparten todos. Otros ni siquiera cuentan con conexión a internet”.

La psicóloga y experta en infancia se preguntó “qué pasa con los niños del Sename, con los niños cuyos padres van a trabajar y se están quedando solos”. También aseguró que “no basta con decir ‘ahora hacemos teleclases’, pero cuál es la guía, cómo lo hacemos para que no se transforme en otro motivo de estrés en medio de la pandemia. Ya hay mamás que dicen que mi hijo prefiere volver a la escuela porque está más estresado en la casa haciendo guías”.

Sin embargo, la oportunidad que presenta la crisis sanitaria tiene que ver con “fomentar aprendizajes más acordes a nuestros tiempos”. La pandemia global nos permite “abordar lo que está pasando desde la ciencia”, mientras la educación a distancia debe plantearse de tal forma “que sea un acompañamiento pero ojalá no un motivo de más estrés y más angustia. Muchos vamos OK, pero escucho mucho de otras mamás y papás otro relato”.

Según Jackson, hay un consenso que se repite entre las personas que trabajan en educación: se necesita una coordinación mucho más amplia que permita coordinar el avance del proceso de aprendizaje con la crisis. Por eso, invitó a “dentro de nuestro estrés y la mentalización en una sociedad de rendimiento, pensar en qué nos hace esto. Una directora me contaba que antes de que se decretara la cuarentena ya había papás llamando y preguntando ‘si vamos a seguir pagando colegiatura, qué nos van a dar’. Cuando la salud debería ser lo más importante. En Estados Unidos ya dan por terminado el año”.

“No hay que llorar sobre la leche derramada, pero háganlo ahora”, fue el llamado de la psicóloga, que recordó que “si no hay garantías, los papás no están tranquilos en el trabajo tampoco”, o incluso que “para muchos niños que viven abuso o incesto dentro de sus casas la escuela es un refugio donde pueden concentrarse en aprender”. También llamó a los directivos de colegios y a los municipios a que se mire esto con la flexibilidad que necesita. “Hay papás que tienen miedo de mirar el mail, porque les llega otra guía y otra guía”.

Por último, la psicóloga compartió su percepción de que “nos hace bien saber que la vida sigue adelante, pero nos hace más felices ver que sigue el otoño y los animalitos aparecen, que seguir en la sociedad del rendimiento a costa del bienestar mental o emocional”, recordando que “los niños reportan echar mucho de menos salir a jugar porque se encuentran con otros. Les mandan trabajo, trabajo y no los acompañan”.

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