“Acoso escolar empieza dentro de las mismas familias”

Acoso Escolar ::: Detección y prevención del bullying en ambientes educativos se denomina la serie de charlas que Martha Hernández, especialista estadounidense en Inteligencia Emocional y Antibullying, desarrolló en Paraguay recientemente, a instancias de la Embajada de Estados Unidos.

“El bullying o acoso escolar comienza dentro de las mismas familias. Las conversaciones que escuchamos de nuestros papás cuando se refieren a otras personas. Por ejemplo, de un indígena o una persona que tiene menos dinero, vamos aprendiendo desde pequeños y aunque no lo definamos conscientemente vamos actuando y ahí empiezan los prejuicios sobre la categorización social”, expone.

Las técnicas para reducir y prevenir este flagelo –sostiene– debe partir de reconocer que poseemos un “recordatorio” de sesgos al tiempo de asumir un compromiso –en la familia y en la escuela– de inculcar valores sostenidos en la diversidad (racial, de género, clase social, etc.), la cual “debe ser aceptada y celebrada”, afirma.

Burlas. Tanto el acosador como el acosado –explica– “son víctimas” de un sistema de categorización social que alimenta prejuicios instalados en la cabeza que se reproducen casi inconscientemente. Estas comienzan en la familia, desde los padres o con los hermanos y/o parientes, a través de “pequeñas burlas” sobre aspectos que nos diferencian de otros. “Son microagresiones”, dice, que se traducen en sesgos culturales que se van categorizando: por género, edad, raza, peso, atractivo y discapacidad o condición social.

“El tan simple hecho de remedar a alguien, por la manera de hablar, en sí es una microagresión y a veces no lo tenemos como tal”, indica Hernández y completa la idea: “Muchos niños no saben que son homosexuales. Y remedándoles están internalizando que lo que potencialmente pueden ser en el futuro está mal. En ese sentido, estamos robando una identidad que puede ser atrasada o alargada. Y eso genera un trauma que puede llevar a la depresión”.

¿Qué hacer? Recomienda hablar de esto con los niños. Asumir las diferencias como algo natural del ser humano.

“Tenemos características que son automáticas y que vienen del modo primitivo de sobrevivir. La manera en que nuestro cuerpo recuerda, cuando nos protegíamos de lobos y leones en el bosque. Ahora la manera en que vemos lobos y leones es en este tipo de microacciones y reaccionamos en el sentido de estar frente a un potencial peligro”, compara y añade que igual sucede con las “socio-categorizaciones” en virtud a que “vemos algo que no es normal e inmediatamente tenemos ese tipo de reacciones, que no entendemos”, que está naturalizado. Y hablarles a los chicos –dice– de “cómo nuestros cuerpos formalizan estos tipos de comportamientos” es el primer paso.

El segundo peldaño es entender la diversidad. “Lo mío es un privilegio, soy parte de la mayoría; pero entiendo qué es ser esta minoría y ahora en adelante voy a ser más consciente de no hablar o no tener una microagresión”, subraya la experta que entregó estas técnicas a educadores.

Las escuelas deben instalar un sistema de reporte de bullying. “Muchas veces en la escuela no se dan cuenta de que esto está pasando y cuando ven, traen a los involucrados: a la víctima y al acosador. Es bien importante que la escuela tenga un sistema que investigue qué pasó, en vez de abrir un careo porque la víctima pocas veces admite que lo es”, cierra sobre lo que se oculta por vergüenza al qué dirán.

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